Amistades que se quedan, amistades que se van
Como en Friends, hay amistades que son hogar por un tiempo, y otras que nos enseñan que crecer también es aprender a soltar.
Hay algo en Friends que nos sigue doliendo un poquito cuando lo volvemos a ver. No solo porque nos recuerda una época, sino porque nos habla de algo que a todas nos ha tocado: ese momento en el que las amistades que fueron tu mundo empiezan a cambiar.
Durante diez temporadas, vimos a seis personas compartir café, llantos, mudanzas, parejas, rupturas, paternidades... Pero lo más importante es que se acompañaron en el proceso de convertirse en adultos y eso es lo que duele y emociona a la vez: ver cómo esas amistades tan intensas, cotidianas e imprescindibles… también cambian. No todas las amistades duran y eso no las hace menos reales.
En la vida, como en la serie, hay vínculos que nacen por pura coincidencia y de repente estamos ahí, tomando café como si fuéramos inseparables. Y luego, sin que haya una pelea, simplemente… nos distanciamos. A veces las amistades son como el Central Perk: un lugar de paso que se convierte en refugio, pero del que tarde o temprano nos toca salir.
Hay amistades que fueron hogar por un tiempo, pero ya no y aún así siguen ahí. Porque una amistad no siempre necesita contacto diario para seguir existiendo, solo necesita aceptación y presencia como en el caso de Rachel y Monica. También están las amistades que, como Ross y Chandler, sobreviven a los años, los cambios, los matrimonios y las distancias. Las que lo aguantan todo, incluso cuando no nos entendemos del todo.
En la vida real no todo es tan cómico ni tan ordenado como en una sitcom. A veces hay rupturas silenciosas, decepciones que duelen más que una discusión, amistades que se enfrían sin una razón clara... A veces una persona deja de estar para ti, o tú para ella, y ese hueco se queda sin explicación pero eso también es parte de crecer.
No siempre sabemos cómo despedirnos de una amistad, solo la intuición de que ya no somos las mismas y que necesitamos algo más, por mucho que duela y sea difícil soltar a esa persona. Pero también hay algo bonito en aceptar que no todo tiene que durar.
Pero no todo es tristeza y nostalgia ya que hay amistades que llegan cuando somos adultos y nos hacen sentir vistas de verdad. Son conexiones nuevas que nacen cuando ya no tenemos tiempo para lo superficial y hay que recordar que no por llevar menos tiempo son menos reales.
La amistad es eso: un sofá compartido, una broma privada, una etapa que se termina, una persona que vuelve, promesas que puede que nunca se cumplan… y eso es lo bonito (y también triste) de las amistades. Las personas que se quedan, las que se van, las que duelen, las que sanan… todas nos construyen.
Y como en ese capítulo final de Friends, a veces lo único que podemos hacer es apagar la luz, dejar la llave en la mesa… y seguir caminando porque para encontrar nuevas amistades, algunas veces hay que dejar algunas en el pasado.
no todo dura para siempre y es para el bien de todos❤️🩹
Que lindo encontrar chicas asii 😭, que se inspiren y escriban lo que sienten, me encanta!!